El Guardián del Umbral


El Guardián del Umbral
El sendero de la iniciación


La niebla lo cambia todo… cambia el mundo hasta convertirlo en un escenario nuevo e irreconocible, y es entonces cuando cada paso puede ser un paso en falso, cada movimiento puede ser decisivo y cada aliento puede ser el último.

¿De qué trata "El Guardián del Umbral"?

La muerte prematura y repentina de su pareja lleva a Aria a poner un paréntesis en su vida y volver a su ciudad natal. Perdida y sin saber cómo continuar con su propia historia ahora en suspenso, el descubrimiento inesperado de un antiguo naipe la lleva a iniciar una investigación que cambiará el rumbo de su vida y le ayudará a desvelar secretos que dormían en su interior.
Roldán, un monje templario obligado a una peregrinación anónima, será el responsable de custodiar uno de los secretos de la sabiduría de su orden, hasta que el tiempo y el destino hagan llegar el mensaje oculto a Aria, siglos más tarde.
Con esta novela, la autora nos conduce a través de un camino de iniciación, un sendero velado por la bruma donde solo al disiparse la niebla es posible encontrar la Verdad.

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¡Espero que disfrutes con los extras! :)

Los personajes


Ariadna / Aria:
Profesora de Literatura en un centro de secundaria. Cuando su pareja fallece repentinamente decide hacer un paréntesis en su vida y vuelve a su ciudad natal, llevando consigo sin saberlo un secreto dormido en el subconsciente, una escena olvidada que guarda la clave de su destino.

Alain:
Hombre enigmático de rasgos extrañamente puros, alto, de pelo oscuro y siempre vestido de negro, que aparece misteriosamente en distintos sitios donde se encuentra Aria, para desaparecer de la misma forma. Se trata de una persona espiritual que ayudará a Aria en su búsqueda de respuestas.

Ed:
Joven americano adinerado, escéptico y despreocupado, para quien el placer y el dolor de lo físico es lo único real. Tras la fachada de ególatra autosuficiente se oculta un ser inquietante que abrerá a Aria una puerta de su subconsciente, la puerta que guarda el secreto de una clave olvidada.

Roldán:
Hermano de la Orden del Temple embarcado en una misión fallida que, tras un naufragio, le llevará a vagar por España con los secretos de su orden ocultos bajo la protección de un hábito falso.

Sara:
Campesina toledana iniciada en los secretos ancestrales de su pueblo. Roldán la verá en sus sueños, protagonista de rituales secretos, antes de encontrarse con ella. Sara desvelará al monje su verdadera naturaleza espiritual.


Referencias

El significado del Guardián del Umbral

Al igual que los seres humanos no somos tan solo un cuerpo físico, el mundo que habitamos no se limita a lo que podemos ver o tocar; estamos rodeados por energías, fuerzas y seres de los que nuestra conciencia no tiene constancia ya que no forman parte del mundo sensible que nuestros órganos sensoriales son capaces de captar.

La línea que separa el mundo físico del mundo suprasensible o espiritual es un umbral que solo podemos cruzar cuando estamos verdaderamente preparados, cuando nuestro entrenamiento espiritual nos ha convertido en un ser apto para vivenciar esa experiencia y nos ha dotado de los órganos adecuados para percibir el mundo que se extiende más allá de lo físico. En ese umbral es donde tiene lugar el encuentro con el llamado “Guardián del Umbral”, que nos pondrá a prueba y nos advertirá: “No cruces mi umbral si no estás seguro de iluminarlo con tu propia luz, porque más allá del umbral ya no habrá guías que iluminen tu camino”.

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Las tres caras del Mal

Aria sintió un cosquilleo en el cuello, por encima de su hombro izquierdo, y se le erizó el vello de la nuca.

—Su nombre es Ahrimán.

Volvió a sentir el cosquilleo, como por un impulso giró la cabeza en la misma dirección y se quedó inmóvil un momento, observando al hombre sentado unas filas detrás de la suya y algunas butacas a la izquierda. Iba enfundado en el abrigo negro de costumbre, esta vez abierto, por lo que pudo comprobar que vestía de negro de arriba a abajo. Parecía no haberla visto, miraba hacia la pantalla de proyección con atención de hipnotizado, pero al oírse el clic del cambio de diapositiva Aria vio cómo cerraba los ojos lentamente e inclinaba su cabeza hacia abajo.

 —Ahrimán es un ser frío —comenzó diciendo el muchacho en el estrado, que acababa de levantarse y ya señalaba hacia la proyección—, es racional, lógico y materialista.

 Aria se volvió para mirar al chico de marcado acento holandés y ver la siguiente diapositiva, la que acababa de señalar. Un violento escalofrío cruzó su cuerpo y se le quedó enganchado de las manos, que de repente sintió heladas. Hizo un gran esfuerzo por seguir contemplando aquella horrible cara, una cabeza tallada por un tal Rudolf Steiner en las primeras décadas del siglo XX; todo en ella era puntiagudo, la nariz, las orejas, la barbilla, los labios delgados desplegados en una mueca curvada hacia abajo, el entrecejo fruncido, amenazador, los ojos rasgados... el efecto era aún más impresionante al tratarse sólo de la cabeza, una cabeza gris de rasgos aterradores.

 Aria miró a su alrededor y pudo ver una mueca de desagrado en casi todos los asistentes. Desde la otra fila, el muchacho de negro la observaba con interés. En el estrado, el ponente continuó hablando.

—Ahrimán desprecia lo espiritual, pretende conducirnos hacia un mundo sumido en el materialismo, una sociedad donde la abstracción y la intelectualización, el cálculo y la rigidez gobiernen nuestras vidas —un momento de silencio, volvió a sentarse, la diapositiva desapareció, el joven holandés se aclaró la garganta discretamente—. Señores, Ahrimán podría haberse encarnado a mediados de este siglo.

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Escenarios

La Rochelle
Roldán zarpa desde el puerto de La Rochelle con otros integrantes de su orden. Es el comienzo de su peregrinación y de su aventura.

Llegó a La Rochelle con las primeras luces del día; a aquella temprana hora de la mañana el puerto bullía ya de actividad. El inconfundible olor a salitre de mar impregnaba toda la escena que de repente se desarrollaba ante los sentidos agotados del jinete.


Castillo de Calatrava
Cuando Roldán se encuenra con los caballeros de la Orden de Calatrava y recupera la memoria, es a este castillo a donde se dirigen.

En el centro de la estancia, cercado por las columnas de piedra, sintió la luz que entraba sin trabas por el rosetón, la sintió sobre su cabeza, sobre sus manos, sobre el hábito pardo que los calatravos le habían entregado a fin de que pudiera viajar discretamente, notó que la luz de la mañana lo bañaba y al fin tuvo verdaderos deseos de continuar su viaje, de encontrar el camino que durante tanto tiempo había estado buscando infructuosamente.



Castillo de Montalbán
La última ubicación antes de que Roldán llegue a Toledo.



El castillo de Montalbán se alzaba robusto, sólido y callado en medio del paraje solitario; sus únicos acompañantes, los peñascos de granito pardo-rojizo, las encinas que custodiaban la fortaleza como fieles guardianes y el verde oscuro que salpicaba el paisaje de jara, tomillo y carrasco. La sierra se divisaba al Norte cercando la zona y más allá, apenas una línea en el horizonte, se apreciaban los montes de Gredos.

Cueva de la Luna, Titulcia
Es la cueva que aparece en los sueños de Roldán y donde se lleva a cabo el ritual.


Roldán se incorporó sobresaltado. Otra vez aquel sueño. La claridad de la mañana temprana se colaba por el ventanuco e iluminaba la pequeña habitación donde el viajero había pasado la Noche de Difuntos. Cuando su mente despertó por completo y pudo recordar cuanto había ocurrido durante la noche, tanto dentro como fuera de la realidad, un nombre acudió a sus labios con la seguridad de algo que se conoce desde siempre, y pronunció despacio:
—La Cueva de la Luna.



Toledo
La última escala en el viaje de Roldán.



Cierto eco a calleja desierta rebotó contra el techo arqueado de la gran puerta de la ciudad cuando el jinete cruzó el umbral que daba paso a la archidiócesis y capital de la cristiandad. Habían caído algunas gotas de lluvia y el suelo empedrado, aún húmedo, reflejaba de cuando en cuando el color rojizo del cielo. Atardecía cuando Roldán llegó a Toledo y una densa atmósfera de tránsito se dejaba respirar en las calles, aún concurridas a pesar de la hora tardía.




La puerta de la casa de Aria
Ariadna vuelve a su ciudad natal y recupera el viejo piso en la calle Infantas que perteneció a su abuela.

Se detuvieron frente al portón azul de hierro, cerrado, que antecedía al pasillo desconchado y al patio del bloque. Al fin se presentaba la incómoda situación del no saber qué decir, en este caso del no saber cómo despedirse, especialmente después de una conversación como la que habían compartido en la cafetería, pensó Aria.


El Cotton Club
Uno de los lugares de reunión de los personajes del entorno de Aria.

El Cotton Club quedaba muy cerca de su casa; era un pequeño pub con regusto jazzy donde Sonia y sus amigos solían reunirse la mayoría de las noches. Aria entró con paso algo inseguro y esperó unos instantes a que los ojos se le adaptaran a la falta de luz.


Chinchón
En este pueblo del sur de Madrid se encuentra la tienda del artesano que fabricó el cuaderno dentro de cuyas cubiertas se encontraba el misterioso naipe.


Poco después llegó al siguiente pueblo, el que buscaba; le costó poco trabajo y menos tiempo encontrar la avenida principal, que desembocaba en la plaza de los balcones de madera, un hermoso espacio muy antiguo plagado de pequeños bares y tiendas con productos del lugar.